jueves, 19 de mayo de 2011

adivinazas

Aunque no soy florista
trabajo con flores
y por más que me resista
el hombre arrebata
el fruto de mis labores
Mi picadura es dañina,
mi cuerpo insignificante,
pero el néctar que yo doy
os lo coméis al instante

la sirenita

La Sirenita

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Había una vez... en el fondo del más azul de los océanos, un maravilloso palacio en el cual habitaba el Rey del Mar, un viejo y sabio tritón que tenía una abundante barba blanca. Vivía en esta espléndida mansión de coral multicolor y de conchas preciosas, junto a sus hijas, cinco bellísimas sirenas.

Sirenita, la más joven, además de ser la más bella, poseía una voz maravillosa; cuando cantaba acompañándose con el arpa, los peces acudían de todas partes para escucharla, las conchas se abrían, mostrando sus perlas, y las medusa al oírla dejaban de flotar. La pequeña sirena casi siempre estaba cantando, y cada vez que lo hacía levantaba la vista buscando la débil luz del sol, que a duras penas se filtraba a través de las aguas profundas. "¡Oh!, ¡Cuánto me gustaría salir a la superficie para ver por fin el cielo que todos dicen que es tan bonito, y escuchar la voz de los hombres y oler el perfume de las flores!" "Todavía eres demasiado joven". Respondió la madre. "Dentro de unos años, cuando tengas quince, el rey te dará permiso para salir a la superficie, como a tus hermanas".

Sirenita soñaba con el mundo de los hombres, el cual conocía a través de los relatos de sus hermanas, a quienes interrogaba durante horas para satisfacer su inagotable curiosidad cada vez que volvían de la superficie. En este tiempo, mientras esperaba salir a la superficie para conocer el universo ignorado, se ocupaba de su maravilloso jardín ornado con flores marítimas. Los caballitos de mar le hacían compañía y los delfines se le acercaban para jugar con ella; únicamente las estrellas de mar, quisquillosas, no respondían a su llamada. Por fin llegó el cumpleaños tan esperado y, durante toda la noche precedente, no consiguió dormir. A la mañana siguiente el padre la llamó y, al acariciarle sus largos y rubios cabellos, vio esculpida en su hombro una hermosísima flor. "¡Bien, ya puedes salir a respirar el aire y ver el cielo! ¡Pero recuerda que el mundo de arriba no es el nuestro, sólo podemos admirarlo! Somos hijos del mar y no tenemos alma como los hombres, Sé prudente y no te acerques a ellos. ¡Sólo te traerían desgracias!" Apenas su padre terminó de hablar, Sirenita le di un beso y se dirigió hacia la superficie, deslizándose ligera. Se sentía tan veloz que ni siquiera los peces conseguían alcanzarla.

De repente emergió del agua. ¡Qué fascinante! Veía por primera vez el cielo azul y las primeras estrellas centelleantes al anochecer . El sol, que ya se había puesto en el horizonte, había dejado sobre las olas un reflejo dorado que se diluía lentamente. Las gaviotas revoloteaban por encima de Sirenita y dejaban oir sus alegres graznidos de bienvenida. "¡Qué hermoso es todo!" exclamó feliz, dando palmadas. Pero su asombro y admiración aumentaron todavía: una nave se acercaba despacio al escollo donde estaba Sirenita. Los marinos echaron el ancla, y la nave, así amarrada, se balanceó sobre la superficie del mar en calma. Sirenita escuchaba sus voces y comentarios. "¡Cómo me gustaría hablar con ellos!". Pensó. Pero al decirlo, miró su larga cola cimbreante, que tenía en lugar de piernas, y se sintió acongojada: "¡Jamás seré como ellos!". A bordo parecía que todos estuviesen poseídos por una extraña animación y, al cabo de poco, la noche se llenó de vítores: "¡Viva nuestro capitán! ¡Vivan sus veinte años!". La pequeña sirena, atónita y extasiada, había descubierto mientras tanto al joven al que iba dirigido todo aquel alborozo.

Alto, moreno, de porte real, sonreía feliz. sirenita no podía dejar de mirarlo y una extraña sensación de alegría y sufrimiento al mismo tiempo, que nunca había sentido con anterioridad, le oprimió el corazón. La fiesta seguía a bordo, pero el mar se encrespaba cada vez más. Sirenita se dio cuenta enseguida del peligro que corrían aquellos hombres: un viento helado y repentino agitó las olas, el cielo entintado de negro se desgarró con relámpagos amenazantes y una terrible borrasca sorprendió a la nave desprevenida. "¡Cuidado! ¡El mar...!" En vano Sirenita gritó y gritó. Pero sus gritos, silenciados por el rumor del viento, no fueron oídos, y las olas, cada vez más altas, sacudieron con fuerza la nave. Después, bajo los gritos desesperados de los marineros, la arboladura y las velas se abatieron sobre cubierta, y con un siniestro fragor el barco se hundió.

Sirenita, que momentos antes había visto cómo el joven capitán caía al mar, se puso a nadar para socorrerlo. Lo buscó inútilmente durante mucho rato entre las olas gigantescas. Había casi renunciado, cuando de improviso, milagrosamente, lo vio sobre la cresta blanca de una ola cercana y, de golpe lo tuvo en sus brazos. El joven estaba inconsciente, mientras Sirenita, nadando con todas sus fuerzas, lo sostenía para rescatarlo de una muerte segura. Lo sostuvo hasta que la tempestad amainó. Al alba, que despuntaba sobre un mar todavía lívido, Sirenita se sintió feliz al acercarse a tierra y poder depositar el cuerpo del joven sobre la arena de la playa. Al no poder andar, permaneció mucho tiempo a su lado con la cola lamiendo el agua, frotando las manos del joven y dándole calor con su cuerpo. Hasta que un murmullo de voces que se aproximaban la obligaron a buscar refugio en el mar. "¡Corred! ¡Corred!" gritaba una dama de forma atolondrada. "¡Hay un hombre en la playa!" "¡Está vivo! ¡Pobrecito! ¡Ha sido la tormenta...! ¡ Llevémosle al castillo!" "¡No!¡No! Es mejor pedir ayuda..."

La primera cosa que vio el joven al recobrar el conocimiento, fue el hermoso semblante de la más joven de las tres damas. "¡Gracias por haberme salvado!" Le susurró a la bella desconocida. Sirenita, desde el agua, vio que el hombre al que había salvado se dirigía hacia el castillo, ignorante de que fuese ella y no la otra, quién lo había salvado. Pausadamente nadó hacia el mar abierto; sabía que, en aquella playa, detrás suyo, había dejado algo de lo que nunca hubiera querido separarse. ¡Oh! ¡Qué maravillosas habían sido las horas transcurridas durante la tormenta teniendo al joven entre sus brazos! Cuando llegó a la mansión paterna, Sirenita empezó su relato, pero de pronto sintió un nudo en su garganta y, echándose a llorar, se refugió en su habitación.

Días y más días permaneció encerrada sin querer ver a nadie, rehusando incluso hasta los alimentos. Sabía que su amor por el joven capitán era un amor sin esperanza, porque ella, Sirenita, nunca podría casarse con un hombre. Sólo la Hechicera de los Abismos podía socorrerla.

Pero, ¿a qué precio? A pesar de todo decidió consultarla. "¡...por consiguiente, quieres deshacerte de tu cola de pez! Y supongo que querrás dos piernas. ¡De acuerdo! Pero deberás sufrir atrozmente y, cada vez que pongas los pies en el suelo sentirás un terrible dolor." "¡No me importa" respondió Sirenita con lágrimas en los ojos, "a condición de que pueda volver con él!" "¡No he terminado todavía!" dijo la vieja." Deberás darme tu hermosa voz y te quedarás muda para siempre! Pero recuerda: si el hombre que amas se casa con otra, tu cuerpo desaparecerá en el agua como la espuma de una ola. "¡Acepto!" dijo por último Sirenita y, sin dudar un instante, le pidió el frasco que contenía la poción prodigiosa. Se dirigió a la playa y, en las proximidades de su mansión, emergió a la superficie; se arrastró a duras penas por la orilla y se bebió la pócima de la hechicera. Inmediatamente, un fuerte dolor le hizo perder el conocimiento y cuando volvió en sí, vio a su lado, como entre brumas, aquel semblante tan querido sonriéndole. El príncipe allí la encontró y, recordando que también él fue un náufrago, cubrió tiernamente con su capa aquel cuerpo que el mar había traído. "No temas" le dijo de repente,"estás a salvo. ¿De dónde vienes?" Pero Sirenita, a la que la bruja dejó muda, no pudo responderle. "Te llevaré al castillo y te curaré."

Durante los días siguientes, para Sirenita empezó una nueva vida: llevaba maravillosos vestidos y acompañaba al príncipe en sus paseos. Una noche fue invitada al baile que daba la corte, pero tal y como había predicho la bruja, cada paso, cada movimiento de las piernas le producía atroces dolores como premio de poder vivir junto a su amado. Aunque no pudiese responder con palabras a las atenciones del príncipe, éste le tenía afecto y la colmaba de gentilezas. Sin embargo, el joven tenía en su corazón a la desconocida dama que había visto cuando fue rescatado después del naufragio. Desde entonces no la había visto más porque, después de ser salvado, la desconocida dama tuvo que partir de inmediato a su país. Cuando estaba con Sirenita, el príncipe le profesaba a ésta un sincero afecto, pero no desaparecía la otra de su pensamiento. Y la pequeña sirena, que se daba cuenta de que no era ella la predilecta del joven, sufría aún más. Por las noches, Sirenita dejaba a escondidas el castillo para ir a llorar junto a la playa.

Pero el destino le reservaba otra sorpresa. Un día, desde lo alto del torreón del castillo, fue avistada una gran nave que se acercaba al puerto, y el príncipe decidió ir a recibirla acompañado de Sirenita. La desconocida que el príncipe llevaba en el corazón bajó del barco y, al verla, el joven corrió feliz a su encuentro. Sirenita, petrificada, sintió un agudo dolor en el corazón. En aquel momento supo que perdería a su príncipe para siempre. La desconocida dama fue pedida en matrimonio por el príncipe enamorado, y la dama lo aceptó con agrado, puesto que ella también estaba enamorada. Al cabo de unos días de celebrarse la boda, los esposos fueron invitados a hacer un viaje por mar en la gran nave que estaba amarrada todavía en el puerto. Sirenita también subió a bordo con ellos, y el viaje dio comienzo. Al caer la noche, Sirenita, angustiada por haber perdido para siempre a su amado, subió a cubierta.

Recordando la profecía de la hechicera, estaba dispuesta a sacrificar su vida y a desaparecer en el mar. Procedente del mar, escuchó la llamada de sus hermanas: "¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Somos nosotras, tus hermanas! ¡Mira! ¿Ves este puñal? Es un puñal mágico que hemos obtenido de la bruja a cambio de nuestros cabellos. ¡Tómalo y, antes de que amanezca, mata al príncipe! Si lo haces, podrás volver a ser una sirenita como antes y olvidarás todas tus penas." Como en un sueño, Sirenita, sujetando el puñal, se dirigió hacia el camarote de los esposos. Mas cuando vio el semblante del príncipe durmiendo, le dio un beso furtivo y subió de nuevo a cubierta. Cuando ya amanecía, arrojó el arma al mar, dirigió una última mirada al mundo que dejaba y se lanzó entre las olas, dispuesta a desaparecer y volverse espuma. Cuando el sol despuntaba en el horizonte, lanzó un rayo amarillento sobre el mar y, Sirenita, desde las aguas heladas, se volvió para ver la luz por última vez. Pero de improviso, como por encanto, una fuerza misteriosa la arrancó del agua y la transportó hacia lo más alto del cielo. Las nubes se teñían de rosa y el mar rugía con la primera brisa de la mañana, cuando la pequeña sirena oyó cuchichear en medio de un sonido de campanillas: "¡Sirenita! ¡Sirenita! ¡Ven con nosotras!" "¿Quienes sois?" murmuró la muchacha, dándose cuenta de que había recobrado la voz "¿Dónde estáis?" "Estas con nosotras en el cielo. Somos las hadas del viento. No tenemos alma como los hombres, pero es nuestro deber ayudar a quienes hayan demostrado buena voluntad hacia ellos." Sirenita , conmovida, miró hacia abajo, hacia el mar en el que navegaba el barco del príncipe, y notó que los ojos se le llenaban de lágrimas, mientras las hadas le susurraban: "¡Fíjate! Las flores de la tierra esperan que nuestras lágrimas se transformen en rocío de la mañana. ¡Ven con nosotras!

FIN

jueves, 12 de mayo de 2011

LA REINA NAVIDEÑA

Estaban un día todos los ingredientes de la mesa navideña discutiendo entre ellos, para determinar cual era el más importante de la cena de noche buena, en ese momento intervino el Pan de Jamón y exclamo: ¡Yo soy el favorito, me desean todos los comensales!. La Ensalada de Gallina, lanzó una carcajada y dijo: ¡Disculpe usted mi querido amigo, primero estoy yo!. La discusión tomaba fuerza cuando intervino el Pavo Relleno: ¡A mí nadie me deja por fuera, si quieren préguntenle a los dueños de la casa!. Viendo la situación, el Pernil de Cochino exclamo: ¡Una cosa voy a decir, todo el mundo se acuerda de mí en la navidad!. Muy serio en una esquina de la mesa, el Vino intervino para decir: ¡Lo cierto es que sin mí, no hay celebración, allí les dejo eso para que reflexionen!. Don Rigoberto, satisfecho por la gran cena, se paso la mano por la barriga y exclamó: ¡Caramba mujer, que sabrosas te quedaron esas hallacas, de verdad que he comido de todo, pero sin ellas no hay navidad!.

UN NIÑO MUY INTELIGENTE

Había una vez, un niñ@ pequeñ@ que comenzó a ir a la escuela. Era bastante pequeñ@ y la escuela muy grande. Cuando descubrió que podía entrar en su aula desde la puerta que daba al exterior, estuvo feliz y la escuela no le pareció tan grande. Una mañana, la maestr@ dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- ¡Qué bien!- pensó el pequeñ@-.

Le gustaba dibujar y podía hacer de todo: vacas, trenes, pollos, tigres, leones, barcos. Sacó entonces su caja de lápices y empezó a dibujar, pero la maestr@ dijo:
- ¡Esperen, aún no es tiempo de empezar! Aún no he dicho lo que vamos a dibujar. Hoy vamos a dibujar flores.
- ¡Qué bien! -pensó el niñ@.

Le gustaba hacer flores y empezó a dibujar flores muy bellas con sus lápices violetas, naranjas y azules. Pero la maestr@ dijo:
- ¡Yo les enseñaré cómo, esperen un momento! - y, tomando una tiza, pintó una flor roja con un tallo verde. Ahora -dijo- pueden comenzar.

El niñ@ miró la flor que había hecho la maestr@ y la comparó con las que él había pintado. Le gustaban más las suyas, pero no lo dijo. Volteó la hoja y dibujó una flor roja con un tallo verde, tal como la maestr@ lo indicara.

Otro día, la maestr@ dijo:
- Hoy vamos a modelar con plastilina.
- ¡Qué bien! -pensó el niñ@.

Le gustaba la plastilina y podía hacer muchas cosas con ella: víboras, hombres de nieve, ratones, carros, camiones; y empezó a estirar y a amasar su bola de plastilina. Pero la maestr@ dijo:
- ¡Esperen, aún no es tiempo de comenzar! Ahora -dijo- vamos a hacer un plato.
- ¡Qué bien!- pensó el pequeñ@-.

Le gustaba modelar platos y comenzó a hacerlos de todas formas y tamaños. Entonces la maestr@ dijo:
- ¡Esperen, yo les enseñaré cómo! - y les mostró cómo hacer un plato hondo-. Ahora ya pueden empezar.

El niño miró el plato que había modelado la maestr@ y luego los que él había modelado. Le gustaban más los suyos, pero no lo dijo. Sólo modeló otra vez la plastilina e hizo un plato hondo, como la maestr@ indicara.

Muy pronto, el pequeñ@ aprendió a esperar que le dijeran qué y cómo debía trabajar, y a hacer cosas iguales a la maestr@. No volvió a hacer nada él sólo.

Pasó el tiempo y, sucedió que, el niñ@ y su familia se mudaron a otra ciudad, donde el pequeñ@ tuvo que ir a otra escuela. Esta escuela era más grande y no había puertas al exterior a su aula. El primer día de clase, la maestr@ dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- ¡Qué bien!- pensó el pequeñ@, y esperó a que la maestr@ dijera lo que había que hacer; pero ella no dijo nada. Sólo caminaba por el aula, mirando lo que hacían los niñ@s. Cuando llegó a su lado, le dijo:
- ¿No quieres hacer un dibujo?
- Sí -contestó el pequeñ@-, pero, ¿qué hay que hacer?
- Puedes hacer lo que tú quieras - dijo la maestr@.
- ¿Con cualquier color?
- ¡Con cualquier color - respondió la maestr@-. Si tod@s hicieran el mismo dibujo y usaran los mismos colores, ¡cómo sabría yo lo que hizo cada cual!

El niñ@ no contestó nada y, bajando la cabeza, dibujó una flor roja con un tallo verde".

LOS TRES REYES DE LA MESA

Un día se presentó una fuerte discusión entre el Cuchillo y el Tenedor, porque ambos querían determinar cuál de ellos era el más importante utensilio de la mesa. El Cuchillo sostenía que sin él, las personas que se sentaran a comer no podían cortar las carnes ni otros alimentos mientras que el Tenedor argumentaba que él era muy indispensable para sostener las comidas de manera cómoda y fácil como en el caso de comer espaquetis. Para dilucidar la situación hicieron una apuesta, espararían la llegada de un cliente al restaurant y según la comida solicitada, algunos de ellos dos sería el selecionado y por lo tanto el ganador. Pasados los minutos, llegó un cliente a comer y todos escucharon cuando pidió muy amablemente que le sirvieran un hervido de pescado. Inmediatamente el mesonero sirvió la comida y le entregó al cliente una reluciente cucharilla, incrédulos ambos contrincantes comprendieron que había otro utensilio tan importante e indispensable como ellos en la mesa. La llegada al restaurant de un nuevo cliente calmó las tensiones ya que la persona solicitó le sirvieran como plato principal unos deliciosos macarrones con pollo y allí tanto el Tenedor como el Cuchillo fueron de gran utilidad para el comensal, mientras en una esquina muy tranquila y serena la Cucharilla esperaba que la utilizaran cuando sirvieran algún postre. Así terminó la discusión entre el Cuchillo y el Tenedor porque ese día comprendieron que tanto ellos dos como la Cucharilla eran importantes e indispensables en la mesa, cuando se sirven las comidas.

EL PERRO ESCITOR

Era un perro de tamaño mediano, que tenía por dueño a un jovencito de apenas ocho años.
El perrito se llamaba Joe y al oír su nombre, movía la cola y miraba hacia quien lo llamaba.
Su dueño se llamaba Federico y quería mucho a su compañero de juegos y de exploraciones por el parque cercano y al cual iban cuando su mamá lo permitía.
Joe había aprendido a traerle a Federico sus libros, cuadernos y lápices que tomaba delicadamente con su boca, valiendose de sus dientes. Se quedaba mirando cómo Federico realizaba sus deberes escolares. Los que veían al perrito tan atento a lo que realizaba Federico, decían que parecía como que Joe también estaba aprendiendo.
Un día, salieron al parque a jugar y Joe se distrajo debajo de un árbol, viendo las carreras de las ardillas por entre las ramas.
Llegaron personas extrañas que se acercaron a Federico y le ofrecieron caramelos y chucherías. Al principio Federico no quería acercarse, recordando que su mamá le decía que no debía aceptar nada de extraños. Pero las golosinas eran tentadoras y Federico no resistió mucho y se acercó a los extraños para tomar esas golosinas.
Tan pronto se les acercó, los extraños lo sujetaron y se lo llevaron.
Al darse cuenta de lo que estaba pasando, Joe corrió hacia el grupo ladrando fuertemente, de modo que llamó la atención de las demás personas y del vigilante del parque, que alcanzó a los extraños y rescató a Federico de sus manos.
El vigilante acompañó a Federico y a su perro Joe hasta su casa, entregándolo a su madre.
Por su parte, Federico nunca más desobedeció las órdenes de sus padres y Joe nunca más se desentendió de su amigo y dueño.
¿Que quién escribió esta historia?
Pues yo, mi nombre es Joe...

EL SOL Y LA LUNA SE VAN HA CASAR

papá ratón llegó contando, que el sol y la luna se van a casar

mamá ratona dijo, que ese matrimonio no duraría, porque separado el sol de la luna siempre estaría

abuela ratona dijo, que tendrían como hijas las estrellas e hijos los cometas y como padrinos ella quería, fueran los planetas

el ratoncito mayor dijo, que todos estaban equivocados, porque el sol se casaría con una “sola” y la luna con un “luno”, el sol tendría hijos, pero con tantos, con noche no quedaría lugar alguno

grillos, sapos, renacuajos, ranas y búhos, no tendrían mas noches para cantar y por eso el ratoncito mediano se puso a llorar

papá ratón llamó a la cordura, pues no había pareja para ellos, porque no se conocía ningún otro sol, ni otra luna, quizás en otra galaxia, pero mas de cien mil años esa búsqueda dura

y para terminar esta querella, el ratoncito mas pequeñito sueña, con que la luna se enamore de una estrella y el sol de una flor bien bella

LAS MARIPOSAS

Hace algún tiempo existía un lugar maravilloso, donde todo era limpio, verde, lleno de flores, árboles y un sol calido y en este lugar vivían que Mariposas, hermosas con cientos de colores, nunca había visto tantos colores juntos y en combinaciones infinitas el mismo sol provocaba a veces que las mariposas parecieran de oro, y otras de plata, igual cuando la lluvia caía para humedecer la tierra y dar de beber a las mariposas.
Había vida, las mariposas eran fuertes compartían y circulaban libremente, se ayudaban las unas a las otras se amaban y eran felices, no envidiaban los demás pueblos, no temían por los ladrones y tenían una gran reina amorosa, quien procuraba siempre por su pueblo y sus semejantes.
Hasta que cierto día las mariposas comenzaron a sentirse fatigadas y comenzaron a perder su colorido y su hermoso brillo, el cielo se volvió gris y esto no mejoraba al paso del tiempo, si no que lo hacia cada vez mas inquietante este alarmante cambio, entonces la reina de las Mariposas hablo con toda la comarca y solicito ayuda para encontrar la cura a esta enfermedad que las acosaba y que terminaría por exterminarlas, lo mismo que a su mundo encantado.
Así que una joven oruga decidió ser voluntaria para partir a otros mundos y encontrar la cura para salvar a su reino, la reina al ver su actitud de valentía y fortaleza, aunque era tan joven, decidió tomarle la palabra, y al mismo tiempo 100 mariposas jóvenes decidieron unirse a la gran búsqueda.
Entonces la reina dirigió a ellas la encomienda:

Queridas hermanas el momento ha llegado, la paz del mundo se ha agotado, las lagrimas de alegría han partido y solo nos han quedado las tempestades por eso las tierras se han vuelto infértiles, el sol ya no brilla pues las sonrisas no se han visto en mucho tiempo, la valentía y fortaleza están agotadas, la lealtad ha sido vencida por la cobardía, los anhelos y sueños empiezan a esfumarse entre la neblina de la derrota, la bondad no encontró aliados y ha terminado por comenzar a rendirse, las mariposas temen ser madres por el temor de perder a sus hijos y del futuro que les podría tocar. La humildad ha sido abatida por el orgullo, la cortesía, no recuerdo desde hace cuanto que ha partido, y su lugar lo ha tomado la ironía,. La prepotencia ha comenzado a poblar los pueblos llenándolos de falsas riquezas y falsos amigos, tememos por nuestro futuro. Los líderes ya no existen, han desaparecido y en su lugar han quedado la soberbia..

Queridas Mariposas, quedamos nosotras y nuestra misión será probar que aun queda algo de lo que buscamos, su misión será buscar un líder, necesitamos el valor, la humildad, la sonrisa, las lagrimas, la lealtad y todo eso que ha sido vencido, no tendrán una tarea fácil tal vez muchas de ustedes mueran en la búsqueda, otras tal vez desistan, realmente no se si lo lograran o si las volveré a ver, pero tengo la esperanza y esa no la perderé, de que alguna de ustedes regrese, mi bendición y mi corazón esta con ustedes.
Y así cada una de ellas comenzó su camino para lograr encontrar algo de lo añorado, algunas se encantaron con falsas bondades y cayeron presas por ellas, otras se perdieron con la tentación, otras murieron de la decepción, y una que otra se dejo corromper por la avaricia y vencer por la cobardía.

Finalmente solo quedaba la oruga que a su paso pequeño, no lograba avanzar mucho, pero en su corto camino solo veía dolor, avaricia, miedo, derrota y soberbia.
Después de días y tomado pequeños descansos para dejar su vieja piel y sus viejas creencias así como sus decepciones y sus miedos y dejándose llevar por sus anhelos, continúo su camino. Hasta que cansada de no encontrar una sola pista y protegida por el poco follaje de un árbol y al abrigo de un arbusto florido se dio cuenta que estaba comenzando a sentir pena, a tener miedo y ha dejar de sonreír por lo que comenzó su proceso de descanso y transformación propio de una mariposa, se encerró en su capullo y durmió, por tres largos días para poder pasar a su nueva etapa.

Al paso de tres días y habiendo sobrevivido a las tormentas, la crisálida se abrió y salio una hermosa mariposa, ella misma estaba sorprendida había visto a su madres, hermanas y amigos, pero hasta ese momento se dio cuenta de lo maravilloso que era tener alas y del regalo que tenia, “vida” podría entonces continuar su misión, y así lo hizo, continuo, voló y voló, emigro al norte, emigro al sur cruzando océanos, visitando países y lugares inimaginables, y no encontraba ni un vestigio de nada de lo que buscaba, pregunto a varios seres vivos y muchos ni sabían que era lo que buscaba, nunca habían escuchado hablar de las virtudes ni de los valores, así que comenzó nuevamente a sentirse triste, a tener miedo ha sentirse derrotada y a comenzar a perder a sus esperanzas, además que el tiempo se agotaba, la vida comenzaba a partir, así que solo tenia algunas horas mas antes de su ultima transformación para dejar la vida.
Y cansada se detuvo en una ventana entreabierta de una vieja casa en el campo de piedra perdida entre matorrales y lejos de cualquier civilización.
Entonces el llanto vino a ella ya que la derrota estaba en sus pies, y en ese instante de pronto escucho una vocecita pequeñita que le preguntaba:
- ¿porque lloras?
- lloro, porque he sido vencida, no logre mi misión, he fracasado ya todo esta perdido y mi mundo esta por desaparecer los colores ya no existen. No volveré a ver a mi familia, no podré regresar a mi pueblo, pues la vergüenza y la derrota me acompañaran.
- No llores linda mariposa, yo te voy a ayudar, no llores juntos venceremos y lucharemos
- Pero si eres solo un hermoso niño, ¿Cómo podrás ayudarme?
- No lo se, respondió el niño, solo se que podremos jugar juntos, que tengo muchas historias que contarte, que podremos luchar contra los malos, que tengo un ejercito de amigos que podrán ayudarnos.
- Y ¿Dónde esta ese ejercito?
- No lo se, solo se que cada día aparece, cuando jugamos, ¿sabes? recorremos países, cantamos bailamos nos reímos mucho a veces lloramos de risa, y siempre estamos seguros de que siempre estaremos juntos y de que inventaremos algo..

La Mariposa escuchaba atenta hablar al pequeño mientras cada vez se sentía mas cansada del viaje, entonces el niño al darse cuenta le dio de beber y algo de alimento, la tomo con su pequeña manita y la recostó en su cama, la lleno de besos y caricias, y le prometió que la cuidaría mientras ella continuaba su misión.
La mariposa descanso un poco y al recuperar el aliento y sentirse un poco mejor se dio cuenta que no había fracasado, ¡que había encontrado lo que buscaba! ¡Había triunfado!
No solo había encontrado la ternura, la compasión, la humildad, la valentía, la amistad, la esperanza, la imaginación, el amor, la bondad, y a un líder, así que al darse cuenta comenzó a llorar de alegría, lo tomo entre sus brazos y los beso. Mi mundo se ha salvad.
Ella encontró lo que buscaba escondido en aquel niño, se guardaban en la pureza de aquel niño las maravillosas virtudes y valores, las cuales al verse despreciadas y vencidas por el mundo se refugiaron en tan noble inocencia.

Así que la mariposa feliz de su logro partió a su transformación dejando la vida y multiplicándola para su nuevo guerrero, pues antes de partir le dejo una misión, tendrás que prometerme que siempre guardaras y protegerás a las virtudes y valores las guardaras como lo has hecho hasta ahora, y siempre que haya alguien que quiera acabar con ellas tu serás un gran líder y podrás dirigirlas,.
Además tendrás la encomienda de contar mi historia a cuanto niño y adulto encuentres y a su vez les pedirás contar a su vez esta historia a sus hijos, amigos y conocidos, así que nunca lo olvides.

El niño creció y nunca olvido su misión, pobló naciones, de amigos, amor, confianza y vida.
Este niño vivió muchos años, siempre fue un gran guerrero de corazón puro y noble y dejo a las generaciones futuras esta historia para que la contaran siempre a sus hijos y ellos a su vez a sus hijos para proteger el mundo y a sus pobladores.

LA PRINCESA Y LA ROSA

Había una vez, en un país no muy lejano una pequeña niña que era la princesa de un castillo. Diana a pesar de su corta edad, era la encargada de mantener los jardines del palacio con la ayuda de Lucha que era además de su institutriz su confidente y complaciente amiga.
Lo que solo Lucha y por supuesto la pequeña Diana sabían era que el jardín del palacio era un jardín mágico porque ahí vivía un hermoso rosal que además de hablar procuraba las mas hermosas rosas del reino.
Cierta tarde de primavera, Diana le pidió al rosal una flor especial para su papá el Rey que en pocos días sería su cumpleaños.

- Querido rosal, dijo Diana yo se que todos los días trabajas arduamente para dar las mas hermosas flores del reino pero quisiera pedirte un favor especial.
- Se trata de mi papá, dijo Diana con seriedad. En unos días será su cumpleaños y me gustaría regalarle una flor diferente a las que él ha visto en su jardín
¿Puedes ayudarme?, dijo interrogante.
- Claro que puedo ayudarte pero me niego a hacerlo porque tu padre el Rey de unos años a la fecha se ha convertido en un gobernante necio y egoísta que se ha dedicado a maltratar al pueblo.


- Por favor rosal, tienes que ayudarme….!. Si me ayudas, usaré el mejor abono y cortaré con mayor esmero las malas hierbas del jardín.

Después de varios minutos de convencimiento, el rosal decidió ayudar a Diana con su encargo y le pidió que regresara a la tarde siguiente.
Al día siguiente princesa Diana acudió a su cita.

El hermoso rosal, le entregó a Diana una planta de un color verde brillante con un fuerte tallo y en la punta un capullo de un alegre color amarillo
Diana, un poco decepcionada por el regalo, no logra ocultar su descontento y le pregunta al rosal que tipo de flor era “esa”

- “esa” es una flor del desierto, dijo el rosal

- Esa flor, al abrir el capullo aparece una flor de un color naranja y despide un delicado aroma que impregna por días la habitación en donde se encuentra.
- Lo que también debes saber es que esta especial flor crece y muere en unas cuantas horas pero su singular perfume perdura por meses

Diana, menos preocupada, agradece al rosal el especial regalo y cumple su palabra de arreglar el jardín con el mejor abono del reino. Para cumplir con su palabra, Diana trabajó por días cortando la mala hierba y abonando el jardín.

A pocos días del cumpleaños del Rey, iniciaron los preparativos. Muchos de los súbditos del castillo no tuvieron mas alternativa que adornar, limpiar y arreglar el Castillo.

Las órdenes del Rey se escuchaban por todo el Castillo y con un trato prepotente indicaba a sus vasallos donde colocar las mesas y preparar el camino para el desfile.

El derroche del rey era evidente pero su pueblo que aún recordaba los buenos tiempos, finalizó los trabajos en tiempo.

Mientras tanto, la princesa Diana escondió la flor del desierto hasta el día del cumpleaños de su padre. Ese día la princesa llevó la flor hasta la habitación del Rey y con una gran sonrisa entregó a su padre el regalo que con mucho esmeró cuidó y escondió para que fuera una sorpresa.

El Rey mas preocupado por los detalles del desfile que en el obsequio de su hija; apenas y prestó atención de las indicaciones de su hija ya que debía estar en su habitación antes de media noche, hora en la que la flor abriría su capullo.

El desfile inició según lo previsto; majestuosos elefantes encabezaron el evento, le siguieron caballos e intrépidos malabaristas. Una larga fila de carruajes de diversas provincias del reino, acudieron a visitar al Rey más por temor a represalias que por el gusto de felicitarlo. Grandes platillos se sirvieron. Un enorme lechón al centro de la mesa, platillos de diversos sabores, vino y bebidas exóticas preparadas para tal ocasión se sirvieron sin medida.

Con el alboroto de los festejos, el despreocupado Rey llegó a su habitación cuando el último pétalo marchito de la flor, se desprendió de su cáliz pero un hermoso aroma impregnó la habitación. Al instante comprendió que no prestó atención al regalo de su hija pero se quedó dormido por todas las actividades realizadas en el día.

Al despertar el Rey se sentía muy triste por haber fallado a las indicaciones de su hija y arrepentido decidió hacerla llamar para contarle lo sucedido.

- Querida hija, dijo el Rey
- Te debo confesar, que por mis execos en el desfile que yo mismo me organicé, no llegué a mi habitación a la hora indicada para presenciar como abre el capullo de la flor que tu me obsequiaste por la mañana

Diana con lagrimas en los ojos escuchó la explicación de su padre pero también le confesó el arduo trabajo que realizó para conseguir su especial regalo. El Rey sintió agradecimiento y arrepentido, le prometió a la pequeña Diana que cambiaría su forma de proceder y prestaría mas atención en sus consejos y en las protestas de su pueblo.
Desde aquel día, el rey modificó su comportamiento con todas las personas del Reyno en especial con la pequeña Diana con la que ahora compartía momentos de mucha armonía. Ese fue el principio de días maravillosos entre el rey, Diana y muchos trabajadores del reino

LA AVENTURA DE OS OSOS

Había una vez una familia de cuatro osos una niña, un niño, su padre y su madre.
El niño era el mayor y se llamaba Andrés, la niña era la menor y se llamaba Jesica, el padre macho se llamaba Carlos era el rey de toda la manada que eran 70 osos y la mama era la reina de la manada ella se llamaba Ingrid, todos eran muy felices.
Pero un día la manada no tenían comida iba a llegar el invierno necesitaban comida pero algunos osos tenían que salir a buscar comida tenían que ir diez osos, Andrés quería salvar a toda la manada así que se ofreció a salir para buscar comida entonces Ingrid el dijo que no que era muy arriesgado salir, entonces Andrés no le izo caso y se fue con los nueve osos salieron y el invierno ya había empezado habían vientos muy fuertes Ingrid lo siguió, cuando de pronto Andrés se pierde de los diez osos y se desvía por completo de el camino, Ingrid siguió a los nueve osos como había tanto viento se veía diez osos entonces ella los sigue pero en realidad habían nueve osos, mientras tanto Andrés estaba solo con hambre y frio, de pronto encontró a un pingüino (llamado tomas) el pingüino se arrastra con toda su velocidad, pero Andrés lo logra alcanzar y le dice no te voy a comes soy amigo, me perdí de mi manada y el pingüino le dice: yo también me desvié de mi manada. Andrés le cuenta su historia, le cuenta que tenía una familia.
La manada con la que iba Andrés aceleraron por que se estaba anocheciendo e Ingrid se perdió quedo sola corrió corrió había una montaña ella se tropezó se cayó de unas montañas a un rio, el rio la dejo tirada ella vio a un oso con una criatura pequeña ella corre y corre y cada vez lo ve más cerca y sigue corriendo y cada vez que corre los ve más cerca cuanto de pronto se da de cuenta que es un cadáver de un alce tenía un poco de carne y ella se dio de cuenta de que el alce se acababa de morir por qué no se había congelado se lo come y de pronto ve a una manda de 40 alces y les dice: ¿han visto a un oso café, con la boca pequeña, ojos cafés y mucho pelo en las patas? ninguno le dice nada, pero el alce rey de toda la manda le dice yo lo vi estaba con un pingüino dijo que se llamaba Andrés era un oso pacifico, la madre pregunta donde esta mi hijo le dice el alce esta en el valle de osos polares y la madres corre, mientras tanto el pingüino con Andrés se encuentran una manda de osos polares , se ven muy hambrientos dice el pingüino cuando un oso polar voltea a mirar y grita: síganlos ataquen, eran 90 osos polares Andrés con el pingüino en el hombro corren y corren se estrellan con Ingrid mientras corre la madre saluda al pingüino y a su hijo y dice: TE FUISTE Y NO ME HICISTE CASO Y AHORA ESTAS SON LAS CONSECUENCIAS corren, pero los están alcanzando se encuentran con los alces los alces también corren pero un oso polar ya iba a morder a Andrés pero el oso polar pisa una trampa de osos y como ese oso era el líder de la manada los otros osos se quedan a ayudar al rey pero el rey de los osos polares dijo vayan atrápenlos y un oso polar dice ellos ya están muy lejos más bien casemos un alce los alces corren hay un lago grande y muy frio los alces saltan pero los osos polares no saltan por que el rio es muy grande, hondo y frio, y además se pueden hundir no pasan, la noche cae y los dos osos y el pingüino encuentran una cueva gigante se van a lo más profundo y Andrés la cierra con nieve para que no entre frio hacen una fogata y se duermen mientras duermen a Andrés le da ganas de defecar, se para encuentra comida se la come y de pronto siente dolor cae y se duerme cuando se levanta, esta debajo de una reja y ve que un humano persigue a su madre y al pingüino entonces, el intenta salir empuja la jaula rueda por una montaña de nieve, y la jaula se abre el corre a salvar a su madre golpea a el humano pero hay 7 hombres, el ruje y todos se asustan y corren se van en un auto pero, se dan de cuenta que el pingüino esta enjaulado corren y alcanzan el carro, la madre hala el auto Andrés salta y coge al pingüino enjaulado, salen corriendo se esconden en su cueva la tapan con mucha nieve, Por un hueco ve que los humanos se habían ido, cuando de pronto escuchan un rugido y entran los osos polares Andrés su madre y el pingüino están atrapados de pronto Andrés encuentra un dardo, Andrés se lo pone en la boca y lo escupe y le cae al jefe de la manda de los osos polares, se duerme y los demás osos polares dicen: ¡o que miedo el duerme con esas cosas raras! y salen corriendo muy asustados.
Después el padre de Andrés se preocupa mucho y su va corriendo con la manada de 60 y salen.
Mientras tanto Andrés con su madre y el pingüino se van corriendo antes de que despierte el jefe de la manada de osos polares en el camino se encuentras con los alces, y los alces dicen que los van a acompañar pero solo envían 2 alces.
Se van Andrés con su madre un pingüino y los dos alces cuando ven una manda de pingüinos, dice el pingüino: bueno aquí es donde vivo, gracias amigos un día los voy a visitar muchas gracias, de no ser por su ayuda no hubiera llegado a mi manada.
Y dice el primer alce dijo que se llama: Daniel y la otra alce se llama: Daniela se llaman parecido porque son hermanos mellizos.
Y van caminando cuando ven un refugio y la madre de Andrés dice: este es nuestro hogar pero esta vacio que raro tu padre no está ni nadie y se devuelve a la manada de alces para preguntarles si vieron a una manada de 60 osos.
El padre de Andrés se encuentra con los 90 osos polares y un oso polar grita ataquen!
Cuando llega la madre y los dos alces y se dan de cuenta que el pingüino los estuvo siguiendo para decirles que si podría ser de su familia.
Y los 40 alces están hay mirando el ataque y huyendo y de pronto se encuentran los diez osos que se fueron a buscar comida, eran 70 osos, también dos alces y un pingüino contra 90 osos polares.
Pero ellos no quieren pelear entonces un oso polar dice: gallinas les da miedo luchar y todos los osos polares hacen gallinas gallinas y empiezan a bailar como gallinas.
Cuando de pronto se separa el hielo se empieza a hacer un iceberg de pronto uno de ellos salta hala al padre de Andrés lo hunde bajo el agua y empiezan a pelear debajo del agua Andrés salta al agua saca a su padre del agua y el oso polar que halo a el padre de Andrés, se salva en el iceberg pero el jefe de los osos polares dice: naden, y sálvense, de pronto un ventarrón los corre más lejos a los oso polares y dice el oso polar ya no, es demasiado tarde están muy legos de ellos y los osos polares llegan a un lugar muy grande y frio que le llamaban el hogar de las algas, donde solo había para comer algas. El padre y la madre de Andrés dicen hijo estas bien no vuelvas a hacer esto tu padre casi muere y estas fueron las consecuencias hijo no vuelvas a hacer eso es muy peligroso, nos preocupamos por ti por que te queremos hijo.

viernes, 29 de abril de 2011

el hada y la sombra

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.
El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro".
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...
La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.

domingo, 17 de abril de 2011

La invitación para el baile

Un príncipe terriblemente desordenado nunca hace caso a sus padres cuando le piden orden. La princesa del reino vecino, de la que está enamorado en secreto, organiza un gran baile e invita a todos los príncipes de los alrredores. El príncipe está emocionado y lo prepara todo con esmero, pero el día del baile no encuentra la invitación entre el desorden de su cuarto. La busca desesperado y no la encuentra, y al final decide ordenar todo su cuarto, encontrando la invitación justo encima de la mesa. Para cuando llega al baile ya se marchaban todos y se vuelve muy triste y habiendo aprendido la lección. Pero tuvo suerte, y como no encontró novio, la princesa repitió el baile poco después, y como esta vez tuvo todo ordenado, no perdió la invitación y pudo conocer a la princesa, que también se enamoró de él.

La princesa del fuego

Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

no hay rebancha

el miércoles santo si tiene que ganar alguno por obligación hay si que nos veremos las caras de verdad y además que suerte es mi santo preferido

sorpresa

al final de todo el esfuerzo de los jugadores empataron 1-1
el primero fue de messi y el segundo de cristiano ronaldo

viernes, 15 de abril de 2011

la rebancha

En cierto modo quiero que gane el Madrid por que el Barcelona gano el ultimo partido
hoy es viernes y mañana hay un partido de fútbol Real Madrid - Barcelona ¿cuanto quedaran? como soy del Madrid espero que gane pero me da exactamente igual osea que adios

se mato un tomate

SE MATÓ UN TOMATE
 ¡Ay! ¡Qué disparate!
¡Se mató un tomate!
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó de la fuente
sobre la ensalada
recién preparada.
Su rojo vestido
todo descosido,
cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo Zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el doctor Ajo
y remedios trajo.
llamó a la carrera
a Sal, la enfermera.
Después de sacarlo
quisieron salvarlo
pero no hubo caso:
¡Estaba en pedazos!
Preparó el entierro
la agencia “Los Puerros”.
Y fue mucha gente...
¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente
del Club de Verduras,
para dar lectura
de un “Verso al tomate”
(otro disparate)
mientras, de perfil,
el gran Perejil
hablaba bajito
con un rabanito.
También el Laurel
(de luna de miel
con Doña Nabiza)
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al tomate.
Acaba la historia:
Ocho zanahorias
y un alcaucil viejo
formaron cortejo
con diez berenjenas
de verdes melenas, sobre una carroza
bordada con rosas.
Choclos musiqueros
con negros sombreros
tocaron violines
quenas y flautines,
y dos ajíes sordos
y espárragos gordos
con negras camisas,
cantaron la misa.
El diario espinaca
la noticia saca:
-Hoy, ¡qué disparate!
¡se mató un tomate!-
Al leer, la cebolla
lloraba en su olla.
Una remolacha
se puso borracha.
-¡Me importa un comino!
dijo Don Pepino...
y no habló la acelga
(estaba de huelga)

¡vacaciones¡

que guay hoy hemos empezado las vacaciones de semana santa os deseo que os lo paséis muy bien todos

bienbenida

hola espero que os guste